Huásabas tiene su origen en la opatería, viene de huásaca, su nombre alude al lugar de la resaca, de las basuras que deja el río al extenderse por el valle después de correr entre cañadas. A partir del año 1645, se asientan los primeros bautismos por el misionero Marcos del Río en San Francisco de Huásaca.
Este pueblo en el que siempre hay ambiente alegre, pero más en sus fiestas en el mes de agosto para venerar a la patrona Nuestra Señora de la Asunción, es un buen lugar para visitar porque desde ahí se puede viajar a distintos puntos cercanos con atractivos singulares.
La Cruz del Diablo está en el municipio de Huásabas por la carretera que sigue rumbo a la Sierra Alta, es un mirador que en su parte alta domina todo el valle y en el fondo de su cañada, a la que se llega a pie desde el río, se impone la Creación con toda su fuerza y magnetismo en las tinajas que como espejo reflejan los paredones.
El Cajón de los Pilares en una grieta en la montaña de enfrente, es un paseo de todos los jóvenes del pueblo y se disfruta porque además en buena temporada se dibujan caídas de agua en forma de cola de caballo.
Al norte de la carretera, continúa el municipio y por el río se llega a la presa, que es un alzadero para detener y levantar agua y derivarla a las acequias de riego que por todo el valle se distribuyen. Río arriba también se encuentra un lugar de aguas termales llamado el Agua Caliente.
A la orilla del pueblo, el molino de la misión aún tiene vestigios de los tiempos de molienda.
Visitar Huásabas en Semana Santa y compartir con los pobladores los misterios de la Pasión; vivir el rito del fuego la noche del Sábado de Gloria o peregrinar en la procesión antes de la Misa, es místico, ejemplar y reconfortante espiritual. Por igual, compartir con familiares y visitantes las fiesta patronales de Nuestra Sra. de la Asunción el 15 de Agosto es tradición y fiesta grande que coincide con las vacaciones y el verano.