“La Atenas de Sonora”, Pueblo Mágico de Sonora la puerta de la Ruta Río de Sonora y paso para el Circuito de la Sierra Alta

Con Apuntes de Manuel Torres Rivera  Publicado en la revista Imágenes de Sonora 13 -primavera 2001. Ures, Pueblo de Corazones.- Llegar a la cuesta al pie de la cual el arroyo Lo de Nava cruza el camino que comunica a la capital con Ures, significa el poder apreciar desde lo alto la magnificencia del valle sobre el que descansa la ciudad a la que Francia calificó certeramente como la Atenas de Sonora.

Por estos parajes probablemente dejaron sus huellas, casi perdidos en las bastedades sonorenses, aquellos náufragos que en 1536 venían desde las costas de Florida oteando sobre cerros y picachos el precario rumbo que los rayos solares les trazaban en su penosa travesía con dirección al mar Pacífico.

Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes y el sirviente africano conocido como Negro Estebanico, llegaron a un pueblo indígena donde aliviaron la sed, saciaron el hambre y fueron ampliamente homenajeados en una palpable muestra de rudimentaria pero afectuosa etiqueta. Tras sus pasos dejaban la serranía imponente y entraban al valle espléndido.

Plaza Ignacio Zaragoza. Centro cívico de Ures, Sonora.

 

Cinco esmeraldas talladas en forma de punta de flecha le fueron obsequiadas a Cabeza de Vaca por los naturales del lugar. A su compañero, Andrés Dorantes, le regalaron 600 corazones de venado.

Si bien, se trataba de una cortesía tosca pero noble la que encerraba aquel acto de sublime desprendimiento para con los caminantes desconocidos. El peculiar obsequio inspiró en los fatigados aventureros un calificativo exacto para el lugar que les daba tan generosa acogida: “Pueblo de los Corazones”. Así lo mencionó, desde entonces, Cabeza de Vaca en todas sus relaciones y escritos.

El pueblo de los Corazones dador de amistad, se ubicaba en lo que hoy es Ures, según apreciaciones de no pocos historiadores entre los que se encuentran el investigador norteamericano John Upton Terrel, y nuestro siempre bien recordado Flavio Molina Molina.

Ures, Acopio de Historia

Durante la segunda mitad del siglo XIX Ures registró un notable auge cultural en el que grandes maestros como José Antonio Villalpando, Antonio Delmes, Marcelo Heulín, Víctor Manuel Develaud, Enrique Quijada, Lino B. Rochín,  José Lafontaine, Leocadio Salcedo…cumplieron, desde la cátedra, con un papel de suma trascendencia que quedó indeleblemente impreso en la historia del ramo educativo en Sonora.

El año 1847 se abrieron las puertas de la que fue la primera Escuela Normal urense. La segunda (Escuela Normal Rural) operó un siglo después, por los años treinta, hasta que fue decretado su cambio, en 1937, a El Quinto, Navojoa, Sonora.

Suceso de relevancia enorme: El 5 de septiembre de 1866 fue derrotado en Ures, en la batalla de la Corrección, el ejército imperialista cuyo general en jefe, Emilio Langberg, había muerto un día antes en los enfrentamientos de Guadalupe. Estos hechos de armas valieron para que el H. Congreso del Estado de Sonora decretara que Ures era merecedor del título de Ciudad Heroica, mismo que hoy adorna su nombre.

Más de veinte periódicos vieron la luz en la hoy excapital durante el lapso comprendido entre los años 1838 y 1900. Uno de estos órganos, “El Eco del Valle”, alcanzó justificada fama merced al calibre de dos plumas: Ismael S. Quiroga y Enrique Quijada.

Ures Hoy

El escudo de la Heroica Ciudad es el simbólico recepcionista que expresa el mensaje de bienvenida al forastero. La Atenas de Sonora y su centro histórico consienten al visitante que podrá descansar del ajetreo del camino bajo las frondas de las ceibas casi centenarias de la plaza Ignacio Zaragoza. Las cuatro estatuas que flanquean al kiosco son réplicas de las originales que fueron traídas e instaladas el año 1910, al igual que el kiosco, con motivo de las fiestas del primer centenario del comienzo de la Guerra de Independencia. Estos monumentos se exhiben hoy en día, bajo las arcadas del Museo Regional de Historia de Ures.

Algunas de las casas del centro histórico fueron reconstruidas en sus fachadas precisamente para los festejos de 1910. Los rasgos arquitectónicos que se advierten en tal remozamiento indican una evidente influencia francesa.

Frente a la esquina norte de la plaza se yergue el señorial templo de San Miguel Arcángel. En su interior, a la entrada del cuerpo mayor, la escalinata de caracol construida hacia 1700, toda con madera de mezquite en la que los tablones fueron sabiamente embonados sin clavos ni tornillería, ¡verdadero alarde de habilidad de los ebanistas y carpinteros que intervinieron en su armado! Y, ya en este sacro lugar, no hay que dejar de ver las bellísimas imágenes del Calvario, nicho empotrado en el muro sur de la nave principal. Tales imágenes, casi del tamaño natural, revelan  en toda su dramática dimensión, la angustiosa pena de María madre, al ver a su Hijo ya exánime en la cruz.

Al poniente de la población se ubica el “Arco de Pesqueira”. Se trata de un majestuoso monumento que se levantó, al igual que el kiosco de la plaza, a manera  de recordación para las fiestas del centenario de la independencia.

Desde este lugar, mediante breve caminata por un callejón bordeado de mezquites, paloverdes y garambullos, alcanzará la Quinta Nápoles, hermosa edificación que data de los albores del Siglo XX, cuya construcción fue ordenada por su propietario original, don Jesús Romo, a semejanza exacta de un milenario castillo de la vieja Italia, hoy modificada y decorada mexicana convertida en un hostal exclusivo para grupos y eventos.

Edificaciones centenarias, monumentos que exhiben la añeja pátina de su pretérito, añosas arboledas cuyas sombras cobijaron días de esplendor, calles en las que aun parece escucharse el rodar de los carruajes…confieren a Ures ese acento que es característica muy suya.

URES: Cruce de caminos

En Ures se cruzan los caminos de la sierra y del río de Sonora. Pero también se acortan caminos para llegar de Norte a Sur y de Esta a Oeste.

La carretera más conocida es la federal Mex 14 que va de Hermosillo hasta Moctezuma, pasando por Ures y sirviendo a la ruta del Río de Sonora hasta Mazocahui. Esta carretera también trae a Ures a los viajeros de otras tres rutas serranas, es decir los de la Mex 17 que viene de Agua Prieta a Moctezuma y los de las carreteras de la Sierra Alta de Sonora como la de Moctezuma a El Coyote-Bavispe y la del Coyote a Bacadéhuachi y Nácori Chico que también pasa por Huásabas. Todos esos bajan por Ures si vienen a Hermosillo. Mu pronto todo ese rumbo de la sierra podrá recorrerse como un circuito que sube por una carretera y podrá bajar por otra.

Pero También los de Sahuaripa pueden conectarse con la Carretera Internacional hacia Nogales sin pasar por Hermosillo si cortan camino en Mazatán y, siguiendo al norte, en Nácori Grande toman la carretera que va por Pueblo de Álamos a Ures y de ahí a Rayón y Carbó hasta conectar con la Mex15.

Dónde quedarse en Ures

Haciendas o casas rurales

Pernoctar en Ures es disfrutar de un sueño tranquilo y despertar en medio de un ambiente campirano.  Las opciones para quedarse en Ures son pocas pero bien calificadas.

 

Para eventos y grupos

Acomodarse con su familia o hasta un grupo de trabajo en convención en hostales campestres como Hacienda del Labrador en donde previa reservación se aloja en un lugar hermoso en el que disfruta de las vistas interiores de estilo ranchero y gusta de un café mañanero con el desayuno también incluído. Generalmente este lugar está reservado por empresarios que hacen reuniones o grupos que se reúnen en festividades familiares.

Otra gran hacienda que está en iguales condiciones, también reservada para grupos de muy exclusivo gusto, es la Hacienda Quinta Nápoles, con atmósfera y jardines muy mexicanos y servicios integrales reservados con anticipación.

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