Visitar Arizpe y recorrer a pie sus angostas calles es una emocionante experiencia para quienes son estudiosos de la Historia y la Antropología o para quienes gustan de dar vuelo a la imaginación y pueden figurar carruajes y galas de antaño en su paisaje urbano.
Tan sólo paseando por sus calles, el visitante puede sentir que ha retrocedido en la historia y, si no pone atención a los automóviles, a los anuncios de productos modernos, bien puede sentir que está viviendo en otro calendario. De 1776 a 1824, Arizpe fue capital de las Provincias Internas de Occidente, extensión que hoy ocupan los estados de California, Nevada y Nuevo México al norte y Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango en en el lado mexicano. Desde ahí los enviados de la Corona organizaban las expediciones y administraban los bienes españoles.
Arizpe está en la ribera del río de Sonora. En el kilómetro 94 de esta carretera (El km 1 está en Mazocahui) (Son 89), si viajas de Norte a Sur son 118 desde Cananea. La rúa no cruza el pueblo pero cuenta con tres accesos pavimentados por los que el visitante descubre el caserío escondido tras los cerros y dibujado por los perfiles de las torres de su templo y del reloj de su plaza de armas.
Arizpe está lleno de historia, desde apaches, indios ópatas, españoles conquistadores, jesuitas misioneros, comerciantes y mineros.
Arizpe, cuna de hombres ilustres, de militares destacados, de gobernadores y de obispos, conserva en el recio carácter de sus pobladores, aquella grandeza militar, comercial y clerical que desde el siglo XVI le otorgaron sus primeros colonizadores.