Las Misiones del Río Altar

Son sólo una parte de la ruta turística-cultural de las misiones del Padre Kino

Hay muchos caminos para llegar a la ruta de las misiones del río Altar. Empezando porque Tubutama tiene caminos que llegan por el Norte de Sásabe y de Nogales vía Sáric; por el Sureste de Magdalena y por el Suroeste de Atlar.

Cuando el viajero se acerca a Tubutama, se entera fácilmente de su aproximación. Se devisa allá en la loma y con el fondo azul de los cerros, su blanco templo que luce resplandeciente entre los sahuaros y ocotillales que rodean a ese montículo a la orilla del río Altar. De ahí viene su nombre, pues Tubutama en la lengua de los pápagos significa “el lugar de la parte alta” .

Siguiendo el río Altar rumbo al suroeste, llegamos a la presa Cuauhtémoc, –el acceso está en el km 38 y entra cualquier automóvil– construída a mediados del siglo pasado a fin de administrar las aguas y mantener la vida de los pueblos ahí asentados. Su construcción inundó tierras de cultivo del valle sur de Tubutama.

Es carretera pavimentada por la que vamos al siguiente pueblo: Atil, también situado en una loma a la orilla de la cuenca del río Altar.

Atil es más joven que los otros pueblos de esta ruta, fue fundado en 1751 por el misionero Jacobo Sedelmayer y en la actualidad es un pueblito ordenado y armonioso que se distingue en esta trayectoria.

Para entrar a todos estos pueblos, el viajero tiene que dejar la carretera e internarse a través de una calle que entronca con el camino principal.

El viajero puede llegar en automóvil hasta el centro cívico-religioso de Átil en donde está el edificio municipal, la plaza y la historia misional presente en tres diferentes épocas: Las ruinas de uno de sus primeros templos, la iglesia vieja y la moderna construcción actual en uso dedicada a San Francisco de Asís. Al sur de Atil encontraremos a Oquitoa, también fundado por Kino en 1689. Un fácil acceso pavimentado nos lleva hoy a las calles de concreto que llegan al centro y a la avenida principal. A la llegada, antes de bajar, nos recibe el paisaje del templo y en sus alrededores el cementerio. Está dedicado a San Antonio. Las ruinas de un molino que conserva vestigios de la época industrial de principios del siglo pasado intenta mantenerse en pie y sirve de fondo para la foto de los paseantes.

Al sur de Oquitoa, llegaremos al Altar, como lo llamara Manje en sus expediciones en tiempos de Kino. Altar es ahora un pueblo con movimiento y comercio pero conserva atributos de su origen misional, costumbres y tradiciones y servicios turísticos de primera. En el apartado Destinos de esta misma página visitaremos Pitiquito y Caborca, dos pueblos de la misma cadena de misiones que en el núcleo de la Pimería Alta también definieron lo que H. E. Bolton describe en la vida de Kino como Los Confines de la Cristiandad con el que titula la biografía del ilustre misionero.

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