Más allá de la Gran Carrera del Desierto

SEGUNDA NOTA

Por Enrique Yescas

Muchas experiencias para las siguientes fechas

La Gran Carrera del Desierto pasó inadvertida para muchos locales y pocos visitantes alcanzaron a dimensionar el inmenso espacio que les rodeó y que en su infinito horizonte apenas se alcanzan a ver en el mapa los megadesarrollos de Mayan Resort, el super aeropuerto Mar de Cortés, el estero La Pinta, la Bahía San Jorge, La reserva de la Biósfera El Pinacate, la planta fotovoltáica más grande de Sonora y parte de los mil kilómetros de litoral con el Mar de Cortés; y por si fuera poco, el home port en construcción y tres campos de golf de primer mundo.

Al amanecer del sábado, competidores por 75 kilómetros, primera etapa.

De hecho, algunos pensaron que la carrera era en vehículos porque coincidió en fecha con el Sonora Rally, un evento motorizado que hace una travesía por brechas del desierto, esta vez desde Hermosilllo hasta San Luis Río Colorado.

La prueba de la primera Gran Carrera del Desierto fue superada con creces y de ello todos aprendimos, en primer lugar, que la madre tierra siempre recompensa a quienes la respetan y castiga a quienes interrumpen sus ciclos o invaden sus espacios. No hubo quejas del clima, salvo un viento frío al anochecer del sábado en el campamento. Durante el día tuvimos la bendición de un techo de nubes que perecía seguir a los corredores hasta la orilla del mar.

La ruta estuvo bien trazada para los participantes pero para efectos de movilización de los grupos de apoyo y los pocos observadores que asistieron no hubo puntos marcados en la casi secreta vereda que recorrió desde el rancho Sierra Pinta en el cerro, hasta el mar el primer día; y de la playa San Jorge, ida y vuelta a la duna con marismas y humedal el segundo día.

La carrera no pasó por Area Natural Protegida ni por la Reserva de la Biósfera, y el trayecto del contingente de a pie no es de impacto a la naturaleza.

Se estima un movimiento de 500 personas visitantes a Puerto Peñasco, 250 corredores, medios de comunicación, asistentes y operadores, además del staff del grupo organizador y la movilización del gobierno con la visita del secretario Miguel Torruco.

La mayoría de los corredores asistió solo o en compañía de otros corredores, pocos familiares.

Pero el éxito de la carrera no se opaca por la ausencia de compañeros de los solitarios competidores ni por la poca interacción que éstos tuvieron con el pueblo de Puerto Peñasco, sus playas, sus espacios recreativos, sus campos de golf, sus restaurantes gourmet o sus marisqueras playeras. 

Pocos embajadores de los medios nacionales cubrieron el evento y unos cuantos buscaron extender su estancia para conocer El Pinacate en una visita express para que no les platicaran y el lunes siguiente visitaron el museo Schuk Toak, las dunas y el recorrido de los dos cráteres más conocidos. 

Otros, que viajaron con conexión por Hermosillo, aprovecharon para visitar San Carlos antes de volver a sus orígenes en la Ciudad de México. La movilización de contingentes fue aérea hasta Hermosillo y Mexicali y en vehículos por carretera hasta Puerto Peñasco. Pocos norteamericanos participaron en el reto. 

El éxito de la noticia está marcado en otro nivel, y es en el mapa turístico de México, en el escenario de lo extraordinario de nuestro país que con la promoción y difusión nacional ubica a Puerto Peñasco en dicho mapa como destino turístico que ha logrado trascender por sus propios medios, cultivando el mercado internacional como el principal destino turístico de sol y playa carretero de México, y que con la generación de noticias de interés nacional, logra la atención de gobernantes, inversionistas, y nuevos mercados de visitantes, pero sobre todo, en el ámbito de lo extremo, de la competencia de carreras a pie en escenarios naturales, uniéndose a una tendencia que atrae el interés de todo el mundo.

El reto fue grande y ello impulsó a profesionales y medallistas acreditados a participar, muchos de ellos ya se conocían entre sí. “Somos de asfalto y venimos a probar la arena”, dijeron por ahí… y corrieron con suerte porque el clima fue benigno con ellos.

El gobernador de Sonora, quien hizo entrega de las medallas, dijo entre otras cosas:

“Un día esto será como el Marathon de Nueva York”,

al mismo tiempo que agradeció la iniciativa del secretario de turismo nacional, Miguel Torruco, de aportar la idea y apoyar su desarrollo hasta con su presencia en la premiación, en la playa San Jorge al sureste de Puerto Peñasco, donde mar y desierto son una sola cosa.

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