Para llegar a Nácori Chico desde la capital de Sonora, es necesario viajar aproximadamente cinco horas, pero no son suficientes para conocerlo, ya que dentro del municipio se puede viajar hasta ocho horas por caminos de sierra y arroyos para llegar de un extremo a otro. El cronista oficial de Nácori Chico en la fecha de nuestro viaje, don Rodolfo Rascón Valencia, (Hoy es la profesora Cristina Murrieta) mantiene frescas en su memoria las anécdotas, cuentos, leyendas y fracciones de la historia de la región y escribe notas que, con otros puntos de vista, nos ilustran sobre aspectos locales, tradiciones, costumbres y más.  

El viaje lo iniciamos en Hermosillo y la ruta es Ures, Mazocahui, Moctezuma, Huásabas, El Coyote, Bacadéhuachi y Nácori Chico. 

Ya estando en Nácori viajaremos al sureste y al noreste del mismo municipio hasta los altos y cañones de la Sierra Madre, en los límites con el estado de Chihuahua. 

Partimos de Hermosillo

El camino a Ures es conocido por muchos hermosillenses; tiene pequeñas curvas y pocas pendientes, es carretera pavimentada de un carril en cada sentido. Tiene tráfico y los domingos, éste se acentúa por las tardes en las inmediaciones de Hermosillo. De Ures al norte viajamos por la ruta del Río Sonora hasta Mazocahui a través de un hermoso paisaje serrano que nos lleva por el margen derecho del  río “faldeando” la sierra desde donde se divisa el río en el fondo de la cañada. No hay lugar para estacionarse y ver el paisaje, no distraiga al chofer. Seguirá por el mismo paisaje hasta llegar a Mazocahui, poblado que se distingue a lo lejos por la torre de su templo y cuando se acerca a la curva, los “tendidos” de chiltepín secándose al sol, anuncian el producto silvestre que le hace famoso. Siguiendo al norte, pasando el pueblo, tomamos la carretera que se bifurca a Moctezuma. De hecho la ruta carretera federal Mex14 sigue indicada por este camino. De ahí al noreste ascenderemos poco a poco para llegar a Moctezuma, son 100 km, para de ahí seguir hacia el Este, otros 47 kilómetros a Huásabas. En Hásabas hay gasolinería (*la última de la ruta) y lugares para comer. También de ahí al sur, a 7 km está Granados, en donde hay excelente hotel con 10 cuartos dobles, restaurant y salón de eventos. Pero nuestro destino está más arriba. Continuamos el camino rumbo al Este y ascenderemos una de las pendientes más famosas de la sierra; prácticamente esta es la puerta carretera de los pueblos de la ruta de la Sierra Alta: La Cruz del Diablo. Del “puente blanco”, como le dicen los huasabeños al cruce carretero que pasa por el, río en donde antes hubo un pango, y de ahí a la cima de la sierra son 18 kilómetros de subida que prácticamente nos llevarán hasta arriba de la pared que delimita el valle por el Este. En La Cruz del Diablo hay un espacio donde se puede salir, estacionar y desde ahí ver el valle, el río, las milpas y los pueblos de Granados y Huásabas. (la última llamada por celular se hace aquí) Sigue el camino carretero al Este con repetidas curvas que dan la impresión de estar pasando por el mismo lugar; luego, la sierra se abre y nos deja ver «la pirinola», un cerro cónico que se admira por su silueta de triángulo perfecto para luego llevarnos a la bifurcación carretera en el punto conocido como El Coyote. En eE Coyote dejaremos la cinta asfáltica que da vuelta al Norte hacia Bavispe. Por ahí no vamos; nuestro destino es el camino carretero de tierra que anuncia Bacadéhuachi y Nácori Chico a 56 km. al sureste. El Coyote es un punto alto y desde ahí bajaremos para después, volver a subir y bajar hasta llegar a Bacadéhuachi; se siente un cambio de paisaje y las nopaleras de extraordinaria belleza y abundancia decoran los lomeríos mientras que en el fondo, al Este, los paredones de la sierra nos retan a un alpinismo rapelero emocionante. Subiendo, bajando y virando a través de la rodada marcada en el camino de tierra, avanzamos con la precaución que obliga al llegar con todo cuidado a los cercos que dividen los potreros y que habremos de pasar atinando la huella del carro a los puentes de rieles sobre una fosa que con el nombre de “pasa-ganado” sirve para que el ganado NO cruce y los vehículos sí pasen de un lado a otro del cerco siguiendo el camino. Curvas oscilantes que se repiten entre las lomas nos llevan primero a Bacadéhuachi, que por cierto de noche se divisa desde muchos puntos del camino. Bacadéhuachi tiene una gran historia y un majestuoso templo dedicado a Nuestra Señora de Loreto que merece una edición especial. Aquí encontramos llantera con  excelente servicio y tienda comunitaria completamente surtida donde nos pueden atender en horas hábiles. 

Seguimos el camino, vamos a Nácori Chico.

*Dejo la descripcíón de la aventura por el camino viejo, antes de que los kilómetros se redujeran y las curvas se simplificaran con la carretera pavimentada (inaugurada el 2010) que reduce el tiempo de casi dos horas a 20 minutos.

Como no podemos ir y venir el mismo día, es necesario tener dónde llegar. La gente es hospitalaria, los amigos y familiares siempre tienen alojamiento seguro. Los visitantes turistas disponen de algunos espacios domésticos para llegar que se han habilitado con servicios y restaurantes, que dentro de los programas de Turismo se llaman Casas Rurales. De Bacadéhuachi a Nácori Chico, después de cruzar el lecho del río junto al pueblo, viajamos más al Este subiendo la joroba de una sierra árida desde donde por algunos kilómetros iremos ascendiendo sin dejar de ver a nuestra espalda, el valle verde y en su centro, con la blancura de un pastel azucarado, las imponentes cúpulas y torres de uno de los templos más antiguos y mejor preservados de Sonora. Estamos casi a la mitad del camino entre El Coyote y Nácori Chico, nos restan aproximadamente 25 kilómetros que poco a poco recorreremos faldeando cerros y cruzando ranchos hasta llegar a una planicie que nos abre las puertas al pueblo. En el camino habremos de cruzar por el acceso a El Rincón de Guadalupe, en la sierra Los Ciriales. Para los sonorenses católicos, éste lugar tiene un gran significado porque ahí, arriba, en un cañón secreto a la orilla de un manantial, se instaló el seminario diocesano en tiempos de la persecución religiosa y posteriormente un retiro espiritual para los seminaristas de Sonora. Llegar a El Rincón de Guadalupe requiere de un plan especial que incluya permisos, guías y previsión con tiempo, pues sigue al cuidado del Seminario y se usa para los mismos fines. Después del pasa-ganado y desviación a El Rincón, cruzaremos el arroyo Agua Nueva con aguas cristalinas que burbujean entre las piedras y que viene de los manantiales y tinajas en lo más alto de la peña de El Rincón. Luego sigue la “Cuesta del chivo” una pena seria para los troqueros cargados de madera. Llegamos a Nácori Chico Nácori Chico es un pueblo limpio, ordenado y con todas sus calles pavimentadas; tiene tiendas, gasolinera con bomba y otros proveedores de combustible y casas de huéspedes. De un trazo alargado y en la orilla de un gran arroyo con el mismo nombre, el pueblo, que se puede recorrer todo a pié, tiene su templo dedicado a Santa Rosa de Lima (30 Agosto), que junto con su plaza y kiosko y el edificio del Ayuntamiento conforman el centro cívico en donde también está la tienda comunitaria y una de las casas rurales en la que usted se puede hospedar y, a partir de ahí, viajar por el municipio. En 200 escribimos: –Doña Quela y La Norma le atenderán lo mejor que pueden- ahora en 2022 esperamos la actualización de su cronista.

Pero la aventura apenas empieza. Llegar a la cabecera municipal no es conocer Nácori Chico. Falta la Mesa de Tres ríos y todo el municipio lleno de maravillas naturales y valores culturales.