FAOT, origen y trascendencia del Festival Alfonso Ortiz Tirado

NOTA del Editor: 22 enero 2024.- En el número 71 de la revista mensual SonoraEs… de febrero del 2010 publicamos por primera vez esta entrevista. En su reproducción, ahora en esta página, honramos la memoria de su autor y nos congratulamos con Ana Sylvia Laborín, quien sigue disfrutando de la trascendencia de cada capítulo de este gran evento, ahora en su 39 edición. / E. Yescas.

Por José María Valencia Mungaray

Ana Sylvia Laborín Abascal

En su oficina de la Biblioteca Pública Municipal, en el centro de Hermosillo, ya no hay libros ni papeles, sólo muebles vacíos. Este es el año de su jubilación después de muchos que ha estado a cargo de la Dirección Estatal de Museos; pero nuestra entrevista con Ana Sylvia Laborín Abascal no es sobre ese tema, sino sobre el Festival Dr. Alfonso Ortiz Tirado del que fue iniciadora.

Ana Sylvia es una mujer guapa y el tiempo ha acentuado su belleza. Hoy en día con varios nietos a los que adora y recuerda cada momento, está feliz de jubilarse porque tendrá el tiempo completo para ellos. Pero sus recuerdos, sus experiencias, las lleva impresas en sus manos, en sus ojos, en toda ella, y nos comparte algo de eso.

Primero: Un museo para Alamos

En 1983 el gobernador de Sonora, Dr. Samuel Ocaña tuvo la iniciativa de crear un museo costumbrista en Álamos con el propósito de ofrecer un atractivo adicional a esa ciudad colonial sostenida entonces mayormente por norteamericanos retirados.  

Comisionaron a la Directora del Archivo Historico, Ana Sylvia, para esa tarea y sobre ello cuenta:

“Se había comprado una casona frente a la plaza de armas de Alamos -recuerda-; cuando  llegué a conocerla me senté en la banqueta a llorar porque era una casa cuyo techo se había desplomado; era en noviembre de 1983, y Álamos era una soledad espantosa”.

Ana Sylvia

En aquella época los norteamericanos que vivían en Álamos regresaban a sus lugares de origen de marzo a octubre, y en esos meses se cerraban todos los hoteles y restaurantes y prácticamente se paralizaba la actividad en la ciudad.

A Ana Sylvia le habían especificado que el museo debería tener dos salas dedicadas a personajes distinguidos de Alamos: la actriz María Félix y el Dr. Alfonso Ortiz Tirado; ya en 1984 cuando la casa había sido restaurada se empezó a trabajar en las investigaciones sobre ambos personajes.

“Del Doctor Ortiz Tirado yo solo sabía que era sonorense y que había operado a mi hermana de polio en México en 1944 -confiesa-, ya que formaba parte de un grupo de sonorenses que se reunían en la Capital y que mis padres frecuentaban, pero nada más. Entonces empecé a recopilar material, fotografìas antiguas, a leer libros, porque en el gobierno me dijeron que me las arreglara yo sola, y que sólo sabían que don Antonio Ortiz Mena era su primo”.

Buscando al Doctor

Localizar a don Antonio fue prácticamente imposible porque en ese tiempo era director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), vivía en Nueva York y viajaba mucho, así que Ana Sylvia partió a la Cd. de México en busca de información sobre Ortiz Tirado y “La Diva” de El Quiriego, María Félix.

“Yo había leído el libro de doña Enriqueta de Parodi sobre el Doctor, por lo que sabía que había sido sepultado en el panteón de La Piedad en la Cd. de México; fui a la oficina del panteón y pregunté por la tumba; los empleados se vieron unos a otros por que no tenían idea de quien era el Dr. Ortiz Tirado; les pedí que me dejaran ver los archivos de 1960, año de su fallecimiento, y lo encontré en el mes de septiembre; también encontré el nombre de quien se hizo cargo del funeral: Sara, su hermana, pero al llegar a la tumba del Doctor la lápida de ella estaba a su lado. Volví a perder el hilo”.

Ana Sylvia tomó algunas fotos a la tumba, mismas que están ahora en el Museo de Álamos; al día siguiente tomó un taxi y fue al hospital que el Dr. Ortiz Tirado había construido cuya dirección está también en el libro de doña Enriqueta, porque también ahí vivió él.  Su desilusión fue grande al ver el edificio abandonado.

La hija del tenor

Ella se quedó ahí esperando que pasara alguna gente mayor que viviera en el sector y que pudiera informarle algo; finalmente una anciana le dió razón: lo había conocido; el edificio lo compró el IMSS para centro de cardiología y que quizá un doctor de apellido Limón, que trabajó ahí y que ahora labora en el nuevo complejo de cardiología, pudiera darle informes. Lo contactó y le dijo que un doctor alemán a quien el Dr. Ortiz Tirado dio hospedaje en su hospital había estado con él los últimos años de su vida.

“Era el Dr. Paul Lowe, me comuniqué con él y me citó en su casa de San Jerónimo; me dijo que tenía una relacion muy cercana con los hijos del Dr. Ortiz Tirado, y ahí mismo me comunicó por teléfono con María Luisa, que vive en Guadalajara. Yo no lo podía creer”.

 “A María Luisa le entusiasmó mucho la idea y me dijo que en su casa tenía muchas cosas de su papá y que estaba dispuesta a donarlas; fui a Guadalajara al día siguiente y ya en su casa María Luisa empezó a sacar fotos, discos, cartas, álbumes, el sombrero de charro que ahora está en el Museo, todo lo que puedas imaginar, hasta un busto del Doctor que le había hecho el escultor italiano Ponzanelli, para que lo reprodujéramos”.

También fue a la Asociación de Actores, donde le dieron el acta de defunción del Doctor y una copia de la credencial de miembro; era la número dos, por que había sido miembro fundador.

María… temperamento de diva

Para eso -señala Ana Sylvia-, el gobierno de Sonora ya había  tratado de ver a María Félix, y había dicho que a ella no le interesaba una salita en un museo de pueblo, que ella merecía cosas más grandes y se decidió no insistir más. Mucho después su hijo, Enrique Alvarez Félix, reprochó que no se haya homenajeado a su madre en Sonora, y se le dijo lo que ella había dicho.

Cargada de cosas y con el pesado busto del Doctor Ortiz Tirado sobre sus piernas, en el avión, Ana Sylvia regresó a Sonora y se puso a trabajar en el Museo, el cual fue inaugurado el 11 de noviembre de 1984, y estuvieron presentes la hija del Doctor Ortiz Tirado, María Luisa, y el Doctor Lowe; todos estuvieron muy contentos ese día.

“En el Registro Civil había encontrado el acta de nacimiento del Doctor Ortiz Tirado, y me di cuenta de que su cumpleaños era el 29 de enero. Había que hacer algo, dije; el museo ya estaba abierto, no teníamos dinero y además era cambio de gobierno, total que con las uñas empezamos a trabajar”, 

Rito Emilio y Elsa

“Platiqué con Rito Emilio Salazar y aceptó con mucho gusto la invitación a que tocara el piano, y me dijo que Elsa Limón  podía cantar”.

Así empezó el Festival; el evento se nombró “Velada Doctor Alfonso Ortiz Tirado”, en la que Elsa Limón y Rito Emilio Salazar Ruibal interpretaron canciones que fueron éxitos del Doctor; la velada se complementó con una plática sobre el ramal del ferrocarril en Álamos que relató don Epifanio Zamorano, miembro de la Sociedad Sonorense de Historia.

La primera “velada”  

Dr. Alfonso Ortiz Tirado, dibujo por Rito Emilio

“Rito Emilio y Elsa viajaron en autobús; él hizo un dibujo del Doctor Ortiz Tirado que se reprodujo en los programitas de mano que se imprimieron en el mimeógrafo del Boletín Oficial del estado. La velada fue en el museo y asistieron 107 personas, todos sentados. Al pequeño auditorio lo bautizamos como Dr. Alfonso Ottiz Tirado”, recuerda Ana Sylvia, quien para entonces era ya titular de la nueva dirección de Archivo Histórico y Museos de Sonora.

En 1986 la “Velada Doctor Ortiz Tirado” en el Museo de Álamos estuvo más concurrida; participaron de nuevo Rito Emilio y Elsa, pero en 1987 ya no pudieron asistir, así que se invitó a personas de Navojoa y a un trío musical. El museo estuvo tan lleno que hubo que poner sillas y sacar bocinas  al patio. 

En 1988, ya como Festival, el evento se trasladó al Palacio Municipal de Álamos. Ana Sylvia recuerda: “Tuvimos mucho apoyo del gobierno del estado, incluso nos habían dicho que contratáramos a Alejandro Algara, pero no pudo venir porque tenía otros compromisos. Ese año el palacio se llenó como no tienes idea; después hubo que reforzar el piso de madera porque no resistía a tanta gente”.

Gobernadores y eminencias

“Desde entonces, todos los gobernadores de Sonora han asistido al Festival –afirma, sin ocultar su orgullo, Ana Sylvia-; en 1989 el gobierno invitó a don Antonio Ortiz Mena, quien donó los trajes para la estudiantina cuya creación yo había sugerido porque Álamos tenía las características ideales para realizar las callejoneadas como en Guanajuato; al año siguiente fueron parte importante del Festival”.

Ana Sylvia recuerda que han estado en el festival canales nacionales de televisión, por ejemplo vino el conductor Javier Alatorre de TV Azteca, incluso dos canales de TV de Tucson, Arizona; se abrieron conciertos en el Templo de Álamos con música adecuada al lugar y se abrieron también otros escenarios como La Aduana, gracias a la solicitud de un norteamericano dueño de un restaurante.

“En una ocasión -recuerda Ana Sylvia-, el gobierno del estado a través de su representación en la Cd. de México invitó al festival a tres embajadores: de la Comunidad Económica Europea, de Bélgica y de Francia; ellos donaron  una placa que se colocó en la casa donde nació el Doctor Ortiz Tirado”.

17 años organizando

“En 1992 se agregó la Ruta del Arte con la colaboración de algunos residentes norteamericanos que prestaron sus casas para exponer las obras de arte. Ya en 1989 el festival abarcó tres días, luego fueron cinco y después nueve días. Yo participé 17 años, en 1993 el director en turno del Instituto me dijo que ya no, pero en 1997 me volvieron a invitar y continué hasta el 2003”.

“En 1997 se le empezó a decir Álamos 97, luego 98, pero eso de FAOT salió en el 2004; el verdadero nombre es Festival Doctor Alfonso Ortiz Tirado”, aclara, con decisión, agregando que el festival siempre fue un evento alterno y parte del Museo Costumbrista de Álamos.

Un canto a oscuras 

“Gente vieja de Álamos me platicaba que el Doctor Ortiz Tirado venía seguido a Álamos y operaba en el hospital civil de Navojoa, incluso me contaron que en algunas ocasiones cantó en el teatro del palacio, donde ahora se celebra el festival, y dicen que una vez él pidió que apagaran la luz porque no quería que lo vieran llorar, y cantó a oscuras. Las fotografías del Doctor que están en el museo, donde aparece en las calles de Álamos, frente al hotel Los Portales, son una prueba de que le gustaba venir a su tierra”. 

“Mucho tiempo después, recorriendo yo la sala dedicada al Doctor Ortiz Tirado en el Museo, y viendo su acta de defunción, había algo que me saltaba, y finalmente vi que el año, día y hora en que murió, fueron los mismos en que nació mi segundo hijo”. Asegura Ana Sylvia.

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