Para llegar a Alamos requiere viajar a Navojoa, ciudad situada a la margen izquierda del Río Mayo, justo donde la montaña se convierte en un fértil valle. Río arriba, la presa de El Mocúzarit, almacena y administra el preciado líquido que habrá de irrigar las grandes extensiones de tierra de este productivo valle agrícola del Mayo.
Partiendo de Navojoa hacia el Oriente, por la carretera estatal No. 162, que sale de esa ciudad paralela a la corriente del río, poco a poco vamos dejando la planicie para internarnos en la sierra Madre Occidental. Un suave ascenso nos transporta a otro clima, otra vegetación y otro paisaje. Junto a los automóviles modernos encontramos todavía alguna carreta, tal vez una “bestia de carga” burro o mula, trabajando a la vieja usanza. La actividad ganadera es aquí el medio de vida del campesino.
Después de cruzar por viejos campos mineros, pueblos y ranchos, la torre del templo entre los cerros nos anuncia la próxima llegada a este hermosa joya colonial enclavada en medio de sierras y rodeada por arroyos.
(1) Bajamos del pavimento para tocar un suelo cuya textura nos anuncia nuestro arribo.