De San Carlos y su gente…

por Enrique Yescas


Y fuimos Gustavo Romero y yo a dar la vuelta por San Carlos, (1975) Armando Cantú de anfitrión y Rafaél Caballero de patrón. Eran sueños, eran ilusiones y muchos planos y papeles en las mesas. Cordialidad, ideas, planes. Ya se hablaba de un gran proyecto, atractivo, mundial, como amenidades para atraer a un segmento de baby boomers que con poder adquisitivo y tiempo podría ser los clientes para colonizar lo que luego se llamó el San Carlos Country Club y en donde aparece don Cesar Estrada, un señorón de clase que fincó nueva esperanza para el desarrollo turístico soñado por Caballero y secundado por otros personajes con habilidades de mercadeo, de convencimiento y estrategas en una mercadotecnia naciente que podría enganchar y enamoró a quienes tenían la ilusión de vivir en su retiro en una pueblito mexicano a la orilla del mar muy cerca de la frontera con Estados Unidos.

En ese entorno maravilloso que permanece ahí como regalo todos los días. Pero el pueblo no estaba ahí, lo mágico sí; Entonces se empezó a soñar, a trazar caminos, calles, veredas, bocetando un pueblito que poco a poco durante 60 años se ha ido construyendo con ilusiones, amor, sueños y esfuerzo de mucha gente que coincide en su gusto por la magia de la naturaleza. 

Un templo, una marina, una gasolinería y una pista aérea, un mercado y más marcaron el inicio. El arzobispo Juan Navarrete, los gobernadores de Sonora y Arizona, ministros del gobierno federal, artistas de Hollywood, actores mexicanos, y mucha más gente mostró interés y condescendió con Rafael Caballero apoyando de alguna manera sus proyectos. No hubo inversiones oficiales para abrir calles, dotar de infraestructura los primeros vecindarios en los cerros aledaños a la playa de La Posada, primer hostal playero. Rafael vendió, regaló, intercambió, compartió terreno y proyectos con cuanto ilusionado se acercó. Pobre, ricos, buenos, y malos, civiles, religiosos, políticos y servidores públicos, todos los protagonistas de esta historia tienen sus propias versiones, y propusieron diferentes objetivos, pero Caballero soñó un destino turístico y un pueblito a la orilla del mar que ahora ya, en su ausencia (de Caballero) tiene vida propia y crece en un maravilloso entorno natural que conserva sus atributos y soporta el crecimiento y la colonización. Y la magia del pueblo aquel que recibió a los Grossman como inversionistas y gestores de la primera marina de México, a David Pérez como desarrollador y constructor de Condominios Pilar, y Posada Triana, y a empresarios gestores de inversión como don Octavio Llano Zaragoza y Cesar Estrada González; Don Ernesto Zaragoza; a los hermanos Huitrón con sus inversiones de Situr, a los Astiazarán con su hotel, a Wilfrido Aldana con sus proyectos soñados de estilo mexicano californiano, a Octavio Llano como inversionista y desarrollador, a Magua y Agustín Celis, a Blacky Alcántar, a Jimmy Kiamy, Jimmy Hinojos, a Don Juan Ramos y a muchos otros que trabajaron vendiendo y se adjudicaron éxitos. Personajes como Armando Cantú, Luis Gama, Gabriel Estrada, Hugo Delgado, Richard Hickey, Mr Lenard Manson, John Barlet en distintas épocas y con los mismos fines contribuyeron a lo que hoy es el pueblo mágico de San Carlos, Guaymas, Sonora. También mucho que hablar de quienes hicieron comunidad buscando niveles de excelencia y calidad de vida como Burke Rutherford escultor que montó su galería, Peter Darvas y sus acuarelas famosas, además de muchos otros residentes benefactores que se siguen preocupando por las cosas buenas y el florecimiento de San Carlos como destino residencial y de vacaciones. Y sigue…. / En lo personal, yo fui por motivos de trabajo de publicidad, por primera vez en 1974, y sigo. /eYescas.

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